Vinicunca, como la llaman los locales, no es solo un destino, es un reto. La caminata puede exigir un poco, pero al llegar a la cima… wow. Los colores, el paisaje, el cielo abierto… todo se combina para darte una vista que no se borra jamás. ¿Un consejo? Tómalo con calma, hidrátate bien y prepárate para una experiencia inolvidable.
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